martes, 22 de enero de 2008

Bajo el imperio de las dietas

O por salud, o por vanidad. O por amor o por control, Hacer DIETA era pensar en un castigo, un suplicio, un retiro voluntario del placer de la mesa. Decía una bella anciana que hasta el papel frito era sabroso. Acostumbrados a las frituras, las grasas, a las empanadas de un desayuno y la mantequilla con el pan y el chocolate.... Al tiempo el cuerpo tan implacable y certero pasa esa factura.

La verdad que en casi toda la vida cotidiana nos dejamos encasquetar formas de hacer las cosas y, por supuesto hasta de comer. Clichés. Leyes que quien sabe quien las inventó. ¿No puede haber una merengada de guayaba? ¿O de patilla o sandía? ¿De calabaza? Pues si y son bien sabrosas por cierto... ¿Es así como hacer dieta tiene que ser un suplicio, un castigo? Controlarse el apetito, o como decimos en Venezuela controlarse el pico, no tiene que ser una penitencia. ¡Válgame Dios! Para Alix Escalante, estudiante de Octavo semestre de Nutrición y Dietética de la Universidad Central de Venezuela, hacer dieta es bueno siempre y cuando lo prescriba un médico o bajo la asesoría de especialistas. "Educación en nutrición es la base, tanto en casa como en el trabajo… y conocer, ir un poco más allá de la alimentación. Los y las venezolanas estamos acostumbrados a comer que si pizzas, perros calientes, refrescos, pero hace falta saber que comer, cuándo y la calidad de los alimentos." Alix Escalante aconseja que es necesario comer frutas, legumbres, agua, y sino bastantes jugos de frutas en batidos, por ejemplo. Balancear, pero no atiborrarse exclusivamente de carbohidratos que tienden a saciar el hambre pero, son los que más engordan y para nada es saludable su adicción.

Vivir y sustituir los carbohidratos o reducir su consumo es posible. Al principio puede parecer difícil casi imposible, pero es una cuestión de hábitos. Desayunar con arepas y cenar con las mismas es una costumbre muy generalizada entre los venezolanos, pero desayunar con ellas, no comer absolutamente pan en el almuerzo y cenar algo ligero, que vaya gradualmente disminuyendo el consumo calórico de los carbohidratos y grasas es posible. Balancear lo que se cómo, cuándo y cómo es la regla. Personas sometidas a regimenes ya sea por hipertensión, glicemia u otro problema…

Un cambio de hábitos tan drástico tiene sus beneficios al desintoxicar el cuerpo, valorar el aporte nutricional de comidas que anteriormente podían causar rechazo como los vegetales y las frutas, las carnes a la plancha, el pescado, la sustitución el azúcar por fructosa… En fin seguir agradablemente sentado en la mesa, pero con otra visión de las comidas. "Puedo comer lo que quiera y cuando quiera, siempre y cuando cuide un balance" dice Marisela Salas dueña de un restaurante especializado en deliciosas comidas bajas en calorías en El Hatillo. Por ejemplo, en la semana de lunes a viernes, cuando generalmente por el trabajo nos vemos sometidos a cierto estrés, ansiedad, rutina sedentaria que influye negativamente en nuestro metabolismo, pero si controlamos nuestros hábitos alimenticios podemos mantenernos bien.

Marisela Salas, preocupada y ocupada por las dietas, meditó muy bien esa situación y sobre toda para las mujeres por cuestiones endocrinas, el embarazo, menopausia y estética. Si se iba a vivir bajo el imperio de una dieta o control, entonces hacerlo con gusto y placer, aunque el fin de semana o en una reunión especial te comas una torta de chocolate, un filet migñon, un pasticho, una reina pepeada o lo que se les ocurra. Sino pidan el menú de www.dietagourmet.com, comer rico, sabroso, nutritivamente, de manera que una dieta se hace con placer y equilibrio.

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